miércoles, 20 de octubre de 2010

Alameda Talquina

Mientras el  color del estío vuelve solitarias las calles talquinas a la hora de la siesta  y el  asfalto ardiente nos hace imaginar frescos charcos, la alameda permanece en el  corazón de las ciudad como amable oasis gracias a sus hermosos árboles y suaves céspedes.
Cuando  la Alameda se  mira desde altura, su esbelto  cuerpo semeja una verde cinta agitándose alegre y  húmeda como un pez entre la red grisácea de calles y edificios.
La Alameda es uno de los pulmones   por el  cual Talca conserva su  aire fresco y oloroso. Plátanos orientales, Araucarias, pinos y otras variedades, entregan su  frondosidad, ebullente de voces aladas que se confunden con las risas infantiles.
Naciendo  allá abajo donde el  río enamora en silencio  a las coquetas barcas, la Alameda se desliza ajena al  tráfago urbano  hasta alcanzar la 11 Oriente, donde la agitación de la feria diría la obliga a abandonar su  sosiego y ensoñación.
Hace cincuenta años, la Alameda fue un paseo  que reunía a las familias talquinas, especialmente en las calles 1 Poniente 1 Oriente, seguramente por la cercanía al  entonces Teatro  Municipal, centro  de espectáculos de categoría, tanto  de la ciudad como  de la zona.
Hoy, son pocos los que han redescubierto el  atractivo  de la Alameda; ella, igual que una mujer, con la madurez se ha vuelto  hermosa  y con tranquiló  encanto. Quienes más la disfrutan son los niños,  los enamorados y  los ancianos, porque vives una especial época de la existencia, apreciando cosas que están vedadas para aquellos que pasan hacia la diarias ocupaciones.
Romántica y solitaria en los días de lluvia inviernal, abanicada en el  verano  por la briza del rio, como  una reina oriental, la Alameda con sus arboles y  prados brilla con los diamantes que le regala el  rocio  mañanero  y  bosteza apaciguada por la luz amarillenta de los  faroles,cuando  la noche todo  lo aquieta.
Uno  de los lugares más hermoso  de nuestra ciudad, nos espera  y  nos invita día a día ¿Por qué no disfrutarlo? Reposar los ojos en la pureza y  mansedumbre de los árboles  y  de nuestro  incomparable cielo  talquino puede, a veces, ser mejor para quienes dependen de una  píldora para consiliar el  sueño.
20 de Febrero, 1993
Desde mis ojos
Amparo Pozo Donoso
Colección "Oleos de Talca"
"3 Norte 1 y 2 Oriente" 1985